España no cuenta con una especialidad médica de urgencias, algo que los expertos consideran necesario para reducir el número de pruebas innecesarias que se solicitan cada día con el fin de evitar posibles demandas y que suponen, además de demoras en la asistencia, el 20 por ciento del gasto sanitario.

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Así se ha puesto de manifiesto durante los «Diálogos EFE Salud: Medicina Defensiva, un problema de salud pública», organizados por EFE junto con la Asociación de Derecho Sanitario de la Comunitat Valenciana (ADSCV) y el Ateneo de Valencia.

En el encuentro han participado el presidente de la ADSCV, Carlos Fornes; la directora general de Alta Inspección Sanitaria de la Generalitat, María Victoria Garrido; la presidenta del Colegio de Médicos de Alicante, María Isabel Moya; y el médico de urgencias hospitalarias en el Hospital Casa Salud e IMED Valencia, Agustín Navarro.

Factores como la presión asistencial a la que se ven sometidos los médicos o el temor a que no realizar una prueba desemboque en una demanda, hace que cada día se practiquen miles de pruebas médicas innecesarias, muchas de las cuales no son inocuas para el paciente.

Carlos Fornes ha explicado que, si bien este tipo de medicina defensiva se práctica en todos los ámbitos, se da especialmente en las urgencias hospitalarias.

Ha señalado igualmente que en los últimos años se ha producido un incremento de denuncias en el ámbito de urgencias por muchos motivos y ha alertado que la responsabilidad puede afectar tanto al médico residente como al adjunto.

El especialista en derecho sanitario ha resaltado que las esperas en urgencias, provocadas en parte por el exceso de pruebas, hacen que la gente se ponga nerviosa y en ocasiones esto puede desembocar en agresiones o amenazas.

En este punto, Fornes ha indicado que se hace un mal uso de las urgencias y sostiene que hace falta más formación de los pacientes para que no acudan a urgencias si no es necesario.

Agustín Navarro, con más de 30 de experiencia en urgencias, considera necesaria esa especialización, como ya ocurre en EEUU, Australia, Nueva Zelanda o la mayoría de países de la Unión Europea, y ha añadido que cuando las urgencias están atendidas por personal con experiencia o mayor especialización, las peticiones de pruebas se minimizan.

Navarro ha recordado las largas guardias que se dan en urgencias y que el agotamiento intelectual «viene cuando viene», por lo que no es lo mismo atender a las nueve de la mañana que a las doce de la noche a un paciente «que ha consultado con el doctor Google y que ha decidido que un dolor de cabeza requiere un TAC en urgencias».

Aunque se le explique que un TAC «equivale a 200 radiografías, con la radiación que eso supone» y el riesgo que implica, eso no hace desistir al paciente que «viene a por su TAC».

Navarro se pregunta también en qué situación queda un médico cuando al paciente, que en ese momento no le pasa absolutamente nada, posteriormente se le desencadena un evento adverso.

«Se tarda menos, afirma, en pedir una radiografía de tórax a un señor con una infección que discutírselo, porque en discutírselo tardo 20 minutos, en los que hay otra persona esperando e impacientándose», además de que «los pacientes son muy exigentes y la relación se hace muy compleja, difícil, e incluso hostil».

Por su parte, la presidenta del Colegio de Médicos de Alicante, María Isabel Moya, ha incidido en que urgencias es un foco de medicina defensiva, y ha destacado que, ya sean especialistas o no, en urgencias deben estar «los mejores médicos porque es el nivel donde se corren más riesgos y se tratan urgencias vitales».

Sin embargo, «históricamente, en urgencias no están los mejores médicos, porque en muchos hospitales terciarios se sacan adelante por los residentes, supervisados y no supervisados», y ha recordado que son médicos en su periodo de formación, pero no son los mejores médicos porque no son los más formados.

De otro lado, la directora general de Alta Inspección Sanitaria de la Generalitat, María Victoria Garrido, se ha mostrado a favor de que los profesionales sanitarios «estén lo mejor formados posible para el ejercicio de sus profesiones» y, si eso implica una especialización con una vía MIR específica le parece bien, aunque «tenemos profesionales muy cualificados en nuestras urgencias».

Garrido ha coincidido también al resaltar que la presión en urgencias no es tanto asistencial sino de falta de educación sanitaria, ya que muchos ciudadanos acuden directamente a ellas sin pasar por atención primaria porque «allí me lo hacen todo».